Hace 17 años el señor Ezequiel Valera Batista dedicaba su vida a trabajar como pesador y ajustero de cañas en el Consejo Estatal del Azúcar (CEA). Fueron 25 años trabajando en el área, pero su vida cambió la noche del 27 de octubre del 2007 cuando una guagua lo atropelló y le dejó ambas piernas inmóviles.
Según el hombre, el autobús no tenía iluminación. El hecho ocurrió en el municipio Villa Mella. Ese día andaba a pie, pues su vehículo se había averiado, salió de su casa en busca de unos alimentos.
“Ahora tengo unos tornillos ahí que no pueden sacarlos porque el seguro no me da”, detalló el hombre de 64 años de edad que hoy en día vive “de la dádiva que me da la gente”.
En la comunidad Guanuma, ubicada en Santo Domingo Norte, es donde este hombre reside, desde hace 30 años, aunque es oriundo de Yamasá. Vive solo y en una silla de ruedas es como se traslada para poder conseguir el pan de cada día.
Una de sus piernas le causa mucho dolor, cosa que le genera problemas para dormir, “yo tengo noches que esos dolores me ponen en una condición que yo no duermo ni de noche ni de día. Ya las pastillas no me hacen nada».
Ha sido operado cinco veces en ambas piernas, pese a eso, el dolor cada día empeora más y sobre los medicamentos explicó que pidiéndole favores a la gente es como logra conseguirlos.
Vive solo, él mismo es quien prepara su comida y trata de asearse en la misma silla de ruedas.
Manifestó que él mismo es quien se cura sus piernas debido a que cuando lo hacía en el hospital se contagia de bacterias. A pesar de ello, en ocasiones debe visitarlo, asiste al Hospital Ney Arias Lora y, para llegar, va en guaguas y en el metro, la gente lo ayuda a trasladarse.
Hace más de tres años que está solicitando su pensión en el CEA, pues el tratamiento que toma para su medicación ya se está terminando. Bastista manifestó que en reiteradas ocasiones le han dicho que “no aparece por parte” pero mantiene la esperanza de poder recibir su pensión.
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