La princesa Leonor aseguró este viernes sentirse «muy feliz» por que Portugal haya sido su primer viaje oficial en el extranjero y subrayó que las relaciones con España van más allá de su vecindad, al traducirse en «una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo» entre los dos países que le hacen «sentirse como en casa».
La heredera al trono español agradeció ante el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, «la hospitalidad y el inmenso cariño» brindados en su estancia en Lisboa.
«Este es un viaje que esperaba con muchas ganas y que me hace muy feliz«, confesó Leonor de Borbón en el breve discurso pronunciado en el almuerzo ofrecido por su anfitrión en el Palacio de Belém de Lisboa.
Tras recordar que hace diez años, Portugal, «este querido país», fue el primer destino de sus padres como reyes de España tras la proclamación de Felipe VI, la princesa de Asturias resaltó: «No puedo negar lo especial que es también para mí estar aquí hoy».
De aquel viaje, añadió, don Felipe y doña Letizia le hablaron de Portugal con «gran afecto, ´com saudade´», y del cariño que recibieron en sus calles.
«Y de cómo habéis hecho que se sintieran siempre en casa. Así me siento yo hoy. Este es un viaje que esperaba con muchas ganas y que me hace muy feliz«, resaltó la hija mayor de Felipe VI.
A su juicio, España y Portugal «comparten una vecindad que va mucho más allá de la simple proximidad geográfica».
Calificó esta relación de «multidimensional», lo que -prosiguió- «se traduce en una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo» entre los dos países ibéricos.
También habló por primera vez en portugués para brindar por «las magníficas relaciones» y por Rebelo de Sousa. «Y por el querido pueblo portugués, que tanto estimo. Salud», agregó antes de alzar la copa.
La princesa no hizo mención a los lazos familiares de los Borbones con Portugal, donde estuvieron exiliados durante la dictadura franquista sus bisabuelos, los condes de Barcelona, Juan de Borbón y María de las Mercedes, durante casi cuarenta años (1946-1982) en Estoril, afincados en Villa Giralda, y donde pasó parte de su juventud su abuelo, Juan Carlos I.
El entonces príncipe Felipe sí se refirió a estos vínculos en su primera visita oficial a Portugal en mayo de 1991, cuando recordó que Lisboa y Portugal «acogieron durante muchos años, con generosidad y cariño«, a sus abuelos y su padre.
«Yo mismo fui testigo, en los días de mi infancia, de aquellos últimos años, al acudir con frecuencia a Villa Giralda para disfrutar de temporadas veraniegas inolvidables», evocó entonces Felipe de Borbón.
En el almuerzo, en el que también intervino Rebelo de Sousa, participaron el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo portugués, Paulo Rangel, así como los respectivos embajadores y los jefes de la Casa del Rey y la Casa Civil portuguesa, entre otras autoridades.
La comida sucedió a la reunión de Rebelo de Sousa y la princesa con dos delegaciones y de la imposición de la Gran Cruz de la Orden de Cristo, una de las más altas distinciones de la república portuguesa, que también recibieron Felipe VI (1988) y Juan Carlos I (1996).
También dieron un paseo por los jardines de la residencia oficial que reflejó el aprecio del presidente portugués hacia la hija de Felipe VI, fruto de la estrecha amistad que le liga a él desde que llegó al cargo en marzo de 2016.
Rebelo de Sousa recibió a Leonor de Borbón de manera oficial y con honores de jefe de Estado en el Palacio Nacional, si bien le dio la bienvenida a su llegada al aeropuerto militar Figo Maduro, algo que no estaba previsto inicialmente en el programa.
La agenda de la heredera al trono en Lisboa, de apenas seis horas, se completará con la visita al Oceanário, también en compañía del presidente portugués, con un encuentro con jóvenes científicos que trabajan en programas de conservación del medio marino.
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