Los ‘Enhanced Games’ (que podría traducirse como ‘Juegos Mejorados’), donde se fomenta el dopaje para batir récords pese a los riesgos y peligros para la salud de los deportistas, son un proyecto de competición que crea polémica, alejados de las reglas que enmarcan los Juegos Olímpicos de París 2024.
Con este evento, que no está sometido a las reglas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el objetivo es «hacer evolucionar la humanidad con toda seguridad hacia una nueva ‘súper’ humanidad», según los organizadores del proyecto.
Pero, según los científicos, llevar a los deportistas a doparse a niveles extremo puede tener el riesgo de provocarles una crisis cardíaca, una embolia o, incluso, la muerte.
Por ahora, sigue la duda sobre si estos juegos inéditos se celebrarán o no en 2025. El presidente de la federación internacional de atletismo (World Athletics), Sebastian Coe, ha llegado a calificarlo de «boludez».
Una «boludez» para Coe
Pero el proyecto parece tomar una nueva dimensión cuando el retirado nadador olímpico australiano James Magnussen se comprometió, hace unos meses, a participar en él.
Los organizadores aseguran contar con varios millones de dólares procedentes de diversos inversores, entre ellos el millonario libertario estadounidense Peter Thiel, fundador de la empresa Palantir, especializada en análisis de ‘big data’.
La idea de que este proyecto «extremadamente peligroso» pueda ver la luz choca a Astrid Kristine Bjornebekk, científica en el hospital universitario de Oslo y que ha estudiado los daños que producen los esteroides anabolizantes en el cerebro de los halteras, advirtiendo contra una incitación «a un consumo sin límites».
Magnussen declaró en un podcast estar dispuesto a ponerse «hasta las cejas» para llevarse el millón de dólares ofrecido por batir el récord del mundo de los 50 m libre.
Además de la natación, los ‘Enhanced Games’ cuentan con pruebas de atletismo, gimnasia, halterofilia o deportes de combate.
Según Bjornebekk, la mezcla de esteroides con artes marciales mixtas «aumenta considerablemente» el riesgo de muerte durante la competición.
«Sin limites a las sustancias»
Para evitar esos riesgos, un portavoz de los ‘Enhanced Games’ afirmó a la AFP que los deportistas participantes estarán «controlados continuamente» con exámenes médicos y psicológicos, ayudados por las nuevas tecnologías, como un «ecocardiograma portátil».
Según los expertos, los esteroides anabolizantes serán probablemente la droga consumida con mayor frecuencia durante tal competición.
Un uso excesivo de estas sustancias puede provocar lesiones hepáticas o renales, un aumento de la hipertensión arterial y del colesterol, pero también una mayor probabilidad de sufrir un cáncer o problemas de salud mental.
Los atletas también podrían verse tentados a probar un cóctel de medicamentos, con hormonas de crecimiento EPO, insulina y muchas otras sustancias cuya ingesta sirve para compensar los efectos secundarios de otros medicamentos, advierte Dominic Sagoe, experto de la universidad noruega de Bergen.
Las combinaciones «más peligrosas son probablemente aquellas que permiten mejorar el rendimiento», según este especialista.
Para el portavoz de los ‘Enhanced Games’, «los efectos secundarios y los acontecimientos indeseados» debidos al uso de estas sustancias «pueden sin duda evitarse con una supervisión clínica apropiada y los consejos de expertos».
Consejos médicos y científicos
Una comisión médica y un consejo científico estudian aún la manera de ofrecer la mayor seguridad a los deportistas, añadió el vocero.Matthew Dunn, investigador de la universidad australiana de Deakin y experto en esteroides, mostró su preocupación por el hecho de que los deportistas tengan que buscar esos medicamentos en el mercado negro, sin supervisión alguna.Este especialista, no obstante, reconoce que pese a todos los esfuerzos, las competiciones tradicionales como los Juegos Olímpicos «no son limpias al 100%» y calificó de «interesante» el comprobar «a dónde puede llegar el cuerpo humano cuando está ‘mejorado'».Presentada como una manera de aumentar la libertad de los deportistas, esta competición podría verse finalmente transformada en un «instrumento de coacción», denunció por su parte el experto en ética en la universidad de Swansea John William Devine.»Sin límites a las sustancias para mejorar el rendimiento, ¿se verán empujados los atletas por sus entrenadores, sus compañeros, sus gobiernos, incluso sus patrocinadores, a tomar unos riesgos que no tomarían de otra manera?», se interrogó.
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